Todo gran viaje comienza con una historia, y esta no es la excepción.
«Largo es el Camino» nació de una pasión por los juegos de estrategia y los mundos de fantasía. Desde siempre, hemos sentido la emoción de sumergirnos en relatos épicos, donde héroes y villanos se enfrentan en conflictos que pueden cambiar el destino del mundo. Sin embargo, queríamos algo más… un juego donde cada partida fuera una historia única, donde la estrategia importara tanto como la narrativa.

No queremos crear solo un juego. Queremos crear un universo.
Un mundo que respire, que tenga vida propia. No se trata solo de mapas, reglas y piezas en un tablero, sino de una historia en expansión, de un universo rico en detalles, con su propia cultura, héroes, villanos, historias épicas y tragedias.

Cada facción, cada territorio y cada personaje tienen una razón de ser. Cada elección dentro del juego es un reflejo de las decisiones que han moldeado reinos enteros. Queremos que, cuando juegues, no solo pienses en estrategias, sino que sientas que estás caminando por tierras llenas de historia, explorando un mundo que existe más allá de la partida.

1. Un universo que crece

Nuestro objetivo es que este mundo evolucione y se expanda con el tiempo. Queremos darle profundidad con relatos, crónicas de héroes olvidados, leyendas de antiguas civilizaciones y misterios aún por descubrir. Cada nueva expansión traerá consigo nuevas historias que cambiarán la manera en que los jugadores experimentan el juego.

2. Cultura y magia

Desde sus orígenes hasta sus conflictos más recientes, cada rincón de este mundo tendrá una historia que contar. No será solo un escenario; será un lugar vivo, con sus propias tradiciones, leyendas, costumbres y rituales. Queremos que los jugadores sientan que están entrando en una civilización con siglos de historia, donde cada facción ha sido moldeada por su pasado y sus creencias.

3. Un juego que trasciende el tablero

Más allá de las mecánicas y las reglas, buscamos que cada partida sea una historia que los jugadores recuerden. Que cuando terminen de jugar, no solo hablen de quién ganó o perdió, sino de los momentos épicos que surgieron, de las alianzas forjadas y traiciones inesperadas, de las grandes batallas y de los giros inesperados del destino.